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No puedo dejar de opinar sobre al situación en la Democracia Cristiana. Sin duda la elección del domingo fue un ejemplo de cultura cívica, pero digámoslo claramente, es lo mínimo que se espera de un partido político, por lo tanto hasta ahí bien. Mi opinión sobre la situación del partido implica un rechazo a las formas actuales de ejerecer la política partidaria, aquella centrada en grupos, corrientes, pasadas de cuenta, etc. Por lo tanto previo a la elección de mesa directiva el diagnóstico era claro. Da lo mismo quien asuma o quien gane, un partido bajo la actual lógica pierde igual, no importando quien lo conduzca. Pero bien, siempre está el beneficio de la duda, es decir, esa sensación o esa ilusión de ver en una nueva conducción un cambio a las lógicas establecidas, una renovación estructural, un debate de ideas, etc. Pero que ocurre? Ocurre que dos dirigentes importantes del partido, partidarios de la nueva Directiva (electa) esbozan comentarios dignos de ineptitud. Cómo es posible que plantéen que los miembros del gobierno, militantes del partido demócrata cristiano, deban poco menos que prometer lealtad a la nueva mesa, y ser ratificados por esta, por cuanto fueron puestos donde están por la gracia de la mesa directiva anterior. En primer lugar es una falta de respeto a la Presidenta de la República por cuanto es ella quien ejerze la facultad de nombrar a sus colaboradores, quienes son miembros de su absoluta confianza, y en segundo lugar es una pésima señal para la nueva Directiva, que no hace más que ratificar lo que vengo diciendo, que si no cambian las lógicas de hacer política, no puede cambiar la actual situación partidaria. Si operamos bajo esa lógica, que Soledad Alvear pida desde ya a la presidenta un cambio de gabinete para poner gente de su confianza exlcusiva. Así no se llega a ningún lado, y ese no es un partido aglutinador, convocante y tolerante, al contrario, con esas acciones sigue siendo un partido de grupos, excluyente y poco atractivo. En vez de preocuparse de esas cosas, que los partidarios de Soledad Alvear se preocupen de cumplir con el programa que se han propuesto, y demuestren un proyecto Demócrata Cristiano de futuro. Y lo dice alguien crítico de todas las listas presentadas, para que no se de para malos entendidos. Yo no estoy por defender a nadie. Así que Juan Carlos Latorre y Roberto León, un poco más de tino, y disculpen que sea majadero, pero bajo esa lógica, este no es un partido para todos, sino para algunos. Y la imagen que pongo tiene un simple significado: a estas actitudes o a este tipo de cosas yo voto ¡¡NO!!